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La búsqueda de vida extraterrestre se basa en el rastreo de actividad microbiana, no de aliens

Para los especialistas, hay que trazar la línea entre las especulaciones y la búsqueda de vida extraterrestre a través de la evidencia empírica.

   Gabriela Torres y Aleida Rueda
   22 de enero de 2024

A pesar de que la vida extraterrestre ha sido una discusión histórica, en realidad estas discusiones han sido meras especulaciones que no tienen nada que ver con los esfuerzos contemporáneos para buscar vida fuera de la Tierra, que en su mayoría se concentran en la búsqueda de actividad microbiana, dijo Antonio Lazcano, biólogo especializado en la evolución temprana y el origen de la vida de la Facultad de Ciencias de la UNAM en el tercer encuentro CITA (Ciencia, Innovación, Tecnología y Academia) el pasado 7 de noviembre.

El encuentro, organizado por la Academia Mexicana de Ciencias y el Centro de Ciencias de la Complejidad, tuvo como tema “La Vida en el Universo”, y contó con un panel de comentaristas conformado por Andrés Cota, zoólogo y divulgador de la ciencia, y presidente de la asociación Científicos Anónimos; José Franco, investigador del Instituto de Astronomía, UNAM; y Sandra Ramírez, astrofísica de la Universidad Nacional Autónoma del Estado de Morelos; todos reunidos bajo la moderación de Julia Tagüeña, investigadora del Instituto de Energías Renovables y el C3.

Para Lazcano es importante trazar la línea entre las especulaciones y la búsqueda de vida extraterrestre a través de la evidencia empírica. “La gente pensaba que lo que ocurre en la Tierra, ocurre en otras partes del cosmos, y que si en la Tierra hay diversas formas de vida, lo mismo debería estar ocurriendo en otros planetas, o en estrellas, o en planetas que no se habían descubierto (...) pero lo importante es que estas ideas no son los antecedentes directos de las discusiones que hoy en día tenemos para buscar vida extraterrestre”, explicó Lazcano.

El verdadero antecedente científico ocurrió en 1984 con la publicación del libro “El origen de la vida” por parte del bioquímico soviético Alexander Ivanovich Oparin, quien propone que los primeros seres vivos fueron bacterias heterótrofas anaerobias, bacterias que no sintetizan sus propios alimentos sino que los toman del medio ambiente y que no pueden tolerar la presencia de oxígeno porque surgieron en un ambiente donde no había oxígeno libre (también llamada atmósfera reductora).

“Oparin dividió el origen de la vida en una serie de etapas y estas etapas van a ser estudiadas por astrónomos, gente dedicada a la química, la físico-química, microbiólogos, ecólogos microbianos, evolucionistas. El origen de la vida deja de ser un problema de generación espontánea para convertirse en un problema que se puede estudiar por diferentes fases en diferentes etapas”, dijo Lazcano.

Distintos experimentos, como los de Stanley Miller en 1953, han permitido saber que Oparin tenía razón, porque han permitido saber que es posible la generación de moléculas orgánicas a partir de sustancias inorgánicas. El mismo Lazcano ha participado en experimentos que han permitido demostrar que cierta combinación de gases y sustancias primitivas pueden generar aminoácidos, lo que confirma que hubo una sopa primitiva y que muy posiblemente ésta, a través del ácido ribonucleico (RNA), pudo desencadenar las primeras células.

De acuerdo con Lazcano, el conocimiento actual sugiere que la formación de sistemas planetarios y el origen de la vida terrestre son resultado de procesos evolutivos en los que la actividad microbiana fue clave.

Por lo tanto, dijo “la búsqueda de vida extraterrestre se concentra en la actividad microbiana” y los diferentes gases que libera al ambiente. Dado que la actividad microbiana “indica, muestra, traiciona su presencia, precisamente porque está liberando gases”, se ha convertido en una forma de buscar indicios de vida en el Universo.

Si bien la búsqueda de actividad microbiana a través de biomarcadores es muy prometedora, Lazcano enfatizó que hay que ser muy cautos con su uso, pues han dado pie a pruebas de vida extraterrestre que en realidad no lo son.

Entre la ciencia y la ciencia ficción

El investigador José Franco complementó la charla de Lazcano con un recorrido de las múltiples formas en la que se hace búsqueda extraterrestre actualmente en distintos sistemas planetarios a través de una sofisticada instrumentación tecnológica.

Por ejemplo, se ha hecho una búsqueda de actividad microbiana directa, “yendo, por ejemplo, a Marte, a los cometas, a asteroides etcétera, a ‘pellizcarlos’ para ver qué es lo que tienen. Y también hay una búsqueda indirecta en donde se han observado las atmósferas de otros planetas en busca de estos biomarcadores(...)”, dijo Franco. Además se han lanzado botellas de náufrago en busca de señales de radio.

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Investigador José Franco del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Foto de Patricia Peña/C3UNAM.

Por su parte, la investigadora Sandra Ramírez habló de cómo la astrobiología puede ayudar a probar muchas de las hipótesis vigentes como el origen de la vida o la existencia de otras vidas en el Universo. Para eso, dijo Ramírez, “lo primero es entender qué es lo tenemos en el planeta, con el fin de saber qué es lo que tenemos que salir a buscar”.

De acuerdo con la investigadora, las características básicas para la vida de los organismos son: primero, una fuente de energía; luego, una materia prima molecular compuesta por elementos químicos (oxígeno, nitrógeno, aluminio, carbono, etcétera); y, finalmente, agua líquida. “De todos estos requerimientos básicos para la vida, el más difícil de cumplirse en términos del Universo es, justamente, la disponibilidad de agua líquida y eso es lo que ha orientado muchas de las misiones espaciales que conocemos en la actualidad”.

También se han buscado estas condiciones en exoplanetas: que tengan agua líquida disponible en la superficie, una atmósfera y un tamaño adecuado para que tengan magnetosfera. Lamentablemente, dijo Ramírez, ninguna de estas búsquedas ha arrojado alguna evidencia de vida extraterrestre, “pero todavía hay muchos lugares en donde buscar, muchas cosas qué encontrar y seguramente muchísimas más que aprender”, aseguró.

Finalmente, el zoólogo y divulgador de la ciencia Andrés Cota habló de los principales exponentes de la ciencia ficción que han hecho representaciones de la vida extraterrestre, y que son, en su mayoría, situaciones de invasión, que son atractivas y familiares para la humanidad.

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José Franco, Sandra Ramírez, Andrés Cota, Julia Tagüeña y Aleida Rueda. Foto de Eduardo González/AMC

Desde Lovecraft con sus monstruos con pinta alienígena y Stanislaw Lem, quien expone un mar conciente en “Solaris”, hasta épocas más actuales como Arrival, donde los seres alienígenas tienen un sofisticado sistema de comunicación a través de ideogramas que solamente una lingüista logra descifrar, para Cota, muchas de estas representaciones dicen más del sujeto que las crea que del objeto creado y también son la muestra de la enorme imaginación que puede alimentar las aspiraciones del ser humano en busca de vida extraterrestre.

“Lo que nos hemos logrado asomar al espacio es muy poquito, de hecho lo que nos hemos logrado asomar a nuestro propio planeta es poquísimo. Apenas conocemos el 5% de los océanos, que es el ecosistema más vasto de nuestro planeta”, dijo Cota. Por lo tanto, la vida fuera de la Tierra es altamente posible, pero también lo es la dificultad para encontrarla.

Los especialistas que participaron en esta CITA coincidieron en que si bien la humanidad todavía no tiene evidencia de vida extraterrestre, eso no significa que no exista, pero que encontrarla requerirá no solo de tecnología cada vez más sofisticada, sino también la colaboración desde diferentes disciplinas.

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